Escuela de Constancia
No es suficiente desarrollar en el joven su poder de reflexión e ilustrar su entendimiento con las más nobles ideas. Es necesario que cambie su voluntad endureciéndola con el sacrificio para que aquellas ideas no queden sepultadas. Si el educador descuida la formación de una voluntad constante, toda su paciente labor caerá por tierra.
Si los jóvenes son inconstantes, dice el P. Morales, es porque sus educadores son los primeros inconstantes, por eso la primera cualidad del educador ha de ser la paciencia. La experiencia de largos años le reveló una verdad: ante el poder arrollador de una voluntad constante, nada se resiste. Ese joven tímido indeciso acabará siendo decidido y audaz, el apático acabará convirtiéndose en activo.
Para educar en la constancia el P. Morales nos descubre ciertos medios:
PRIMER MEDIO: acostumbrar a los jóvenes a la acción continua en el medio ambiente en que trabajan, estudian, inclusive en la calle y medios de transporte. El tener que dar ejemplo en medio de ambientes adversos y soportando incomprensiones, templa su carácter, desarrolla su tenacidad y le capacita para grandes empresas.
SEGUNDO MEDIO: la realización de centros culturales o de estudios donde los jóvenes a través del autogobierno, la austeridad y el orden de vida y la formación que en ellos reciben forjen su constancia.
TERCER MEDIO: las caminatas y los campamentos juveniles en medio de la naturaleza obligan al joven a ejercitar la constancia venciéndose a sí mismo.
La educación de la constancia se consigue lentamente utilizando lo siguiente:
· Exigir sistemáticamente al joven una serie de actividades que le saquen de su egoísmo, poniéndole al servicio de los demás.
· Hacerle capaz de guardar silencio en tiempos determinados de una actividad.
· Aficionarse a tener detalles como: puntualidad, orden, disciplina.
· Enseñarle a estar y aceptar.
Enseñarle a estar en todos los momentos, es decir; a entregarse de lleno a cada actividad. Y enseñarle a aceptar todas las adversidades que se le puedan presentar.
CUARTO MEDIO: es el troquel del trabajo y estudio. Éste es el mejor medio de todos, asegura, para infundir el sentido de la constancia.
Si los jóvenes son inconstantes, dice el P. Morales, es porque sus educadores son los primeros inconstantes, por eso la primera cualidad del educador ha de ser la paciencia. La experiencia de largos años le reveló una verdad: ante el poder arrollador de una voluntad constante, nada se resiste. Ese joven tímido indeciso acabará siendo decidido y audaz, el apático acabará convirtiéndose en activo.
Para educar en la constancia el P. Morales nos descubre ciertos medios:
PRIMER MEDIO: acostumbrar a los jóvenes a la acción continua en el medio ambiente en que trabajan, estudian, inclusive en la calle y medios de transporte. El tener que dar ejemplo en medio de ambientes adversos y soportando incomprensiones, templa su carácter, desarrolla su tenacidad y le capacita para grandes empresas.
SEGUNDO MEDIO: la realización de centros culturales o de estudios donde los jóvenes a través del autogobierno, la austeridad y el orden de vida y la formación que en ellos reciben forjen su constancia.
TERCER MEDIO: las caminatas y los campamentos juveniles en medio de la naturaleza obligan al joven a ejercitar la constancia venciéndose a sí mismo.
La educación de la constancia se consigue lentamente utilizando lo siguiente:
· Exigir sistemáticamente al joven una serie de actividades que le saquen de su egoísmo, poniéndole al servicio de los demás.
· Hacerle capaz de guardar silencio en tiempos determinados de una actividad.
· Aficionarse a tener detalles como: puntualidad, orden, disciplina.
· Enseñarle a estar y aceptar.
Enseñarle a estar en todos los momentos, es decir; a entregarse de lleno a cada actividad. Y enseñarle a aceptar todas las adversidades que se le puedan presentar.
CUARTO MEDIO: es el troquel del trabajo y estudio. Éste es el mejor medio de todos, asegura, para infundir el sentido de la constancia.